miércoles, 22 de noviembre de 2017

MICRORRELATOS: UNA MODESTA CONTRIBUCIÓN AL DÍA INTERNACIONAL DE LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES







 Tras una visita a las red, se ha confeccionado esta breve antología, normalmente se cita la procedencia. De las imágenes no siempre tenemos constancia de la autoría.


Presentados al concurso de microrrelatos contra la violencia de género organizado por el ayuntamiento de San Javier Murcia. Pueden leerse más en


La Voz de Mario

Mario ha llegado triste.

-¿Ha pasado algo?

-Unos niños han hecho llorar a Alejandra. Yo quería ayudarla, pero no sabía cómo.

-Pues la próxima vez les explicas que eso no está bien, que no se debe hacer llorar a otra persona. Si no te hacen caso debes acudir a una profesora para que os ayude a resolver el problema. ¿De acuerdo?

Durante la cena, Mario, con voz tranquila se dirigió a su padre:

-No deberías insultar y gritar a mamá, no está bien que la hagas llorar.

Mi marido lo miró con desprecio sin responder.

Mario me miró.

-Vamos a tener que hablar con una profesora ¿verdad?

Hoy las lágrimas han sido menos amargas.

Ya lo decía mi madre

Mi madre me lo advertía constantemente.  No permitas que te mangoneen. No les dejes llegar al premio fácilmente. Que te demuestren lo que valen. Que no se crean más que tú…


Mi cuñada siempre dice que su madre decía lo mismo.

Afortunadamente, tengo un marido encantador y tenemos una relación sana.

Mi madre nunca le advertía a mi hermano de que no las mangoneara, de que no intentara propasarse contra la voluntad de una chica, que demostrase siempre si valía o no, que no se creyera más que nadie.

Mi cuñada ha venido a verme esta tarde con un ojo morado y cojeando. Parece ser que se ha caído de un taburete.

                                   Linda Calma

 ¡Actúa contra la violencia de género!

Eliminar un moratón, un golpe y el dolor.

Eliminar el miedo, la cobardía y la culpa.

Eliminar las lágrimas, la tristeza y la desazón.

Eliminar la ofensa, el daño y la violencia.

Eliminar las peleas, la ira y la indiferencia.




Incluir la valentía, el coraje y la fuerza.

Incluir el respeto, la sensibilidad y la empatía.

Incluir el amor, la madurez y la alegría.

Incluir las caricias, los besos y los abrazos.

Cambiar los golpes por palabras.

Cambiar los gritos por susurros.

Cambiar la desigualdad por igualdad.

Transformar la negatividad en positividad.

Transformar la pena en felicidad.

¡Actúa contra la violencia de género!

¡Tú puedes con todo!

¡Sal y di: basta!


                        L. S. Sanz
 Culpa
¿De quién es la culpa?



De los gritos cada noche, de los insultos, de los golpes, de las vejaciones, del control.



¿De quién es?



¿Por qué no puedes salir con tus amigas una tarde sin ser controlada? ¿Por qué no puedes ponerte ese vestido que tanto te gusta?



¿Es por tí?



Hubo un momento en el que pensaste que sí, que era culpa tuya. Que te lo merecías. Que él necesitaba ayuda, y que tú eras su princesa, su amada, aquella que le rescataría.



Pero no era verdad.



La culpa no es tuya, ni de tus amigas, ni de tu "ropa provocativa", ni de tu familia, ni de tus vecinos.



La culpa es suya. Del maltratador.



Siempre lo ha sido.



                        Patricia

La flor oscura del jardín

Me regaló una rosa carmesí.

Treinta años después sigo sangrando.

                  Florinda
El blindaje de lo textil
Su rol de limpiadora en aquel juzgado debería haberle ayudado a salvar la barrera de su silencio pusilánime, pero posponía exteriorizar su tragedia cotidiana por pavor a sus manos expeditivas de guardián de la noche.

Conciliar la sonrisa pública con el ocultamiento de los moretones domésticos la había convertido en la mejor actriz del palacio de justicia.

Él confinaba su diversión maltratadora a territorios cubiertos por la nubosidad de lo textil.

Anoche le descuidó un golpe por los alrededores del codo. La manga corta evidenciaba una epidermis verdinosa que bastó para el abordaje de aquella abogada de oficio intuitiva.

—Vamos a por él…

Marga asintió y, lacrimosa, se subió la blusa hasta los pechos para demostrar lo salvaje.

            Nera

Herida sin cicatriz

Desde el día que murió entra al baño en penumbra cuando se levanta, prepara un café solo y coge fuerzas para seguir sacando sus cosas de la casa. Se ha apuntado a clases de pintura; sigue muy triste aunque nota que ya apenas le miran la cara. Aun se siente pequeña porque él le ganó demasiadas batallas, la del desprecio, la vejación y la humillación, pero se arma de valor y no descansa. Además, esta vez tiene la certeza de que no morirá en la batalla, y está convencida de que la tristeza se irá en cuanto deje de verse las marcas en el espejo al lavarse por las mañanas.

       Selene

Extraídos de Blog  “relatos encallados”

  Rojo Bromo

 Desde que Papá se fue, Mamá ya no se pinta los labios con mercromina.
      Agustín Martínez Valderrama

Terror nocturno
Cambió la cerradura de la puerta. Consiguió una orden judicial de alejamiento. Pero todas las noches, entra en sus sueños.
                                     Lola Sanabria

 Trampas

Empezó criticándole su forma de vestir, pero ella no le dio importancia. Pensó que sólo eran celos, como cuando la dejaba en ridículo delante de sus amigos para sentirse el centro de atención. “Hombres”, pensaba ella, “son todos iguales”. Tardó en darse cuenta de su error, porque era difícil descubrir el engaño. Él nunca le levantó la mano, ni le gritó. Su cuerpo intacto escondía una autoestima apaleada que moría día a día sin que nadie se diera cuenta.
                Belén Lorenzo



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